Obvias respuestas
que me llegan para preguntas que no fueron formuladas, y millones de desenlaces
para situaciones por ahora inexistentes. Infinidad de formas, de repeticiones
jamás buscadas, que echan mi futuro a la suerte. Mi futuro, ese que me cambia
las preguntas y se lleva las respuestas, ese que plantea sinsentidos y me insta
a que le crea, ese que fluctúa entre la ciclotimia de mis sí y de mis no. Ese,
a fin de cuentas, que me condiciona con un guiño del destino cada vez que tiro
los dados y vuelve a salir el mismo número.
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