jueves, 28 de agosto de 2014

Despedidas


El tormento de los celos y las peleas había sido la moneda de cambio durante el tiempo que duró el periplo que supo tener por noviazgo, que no había hecho más que marchitar la belleza de su rostro y agudizar la tristeza de unos ojos que se habían acostumbrado, en silencio, a las lágrimas.

No sabía cómo había llegado a ese momento, pero sí estaba segura de no saber cómo afrontarlo. Mil y un recuerdos surcaban su mente, ensalzando ese martirio que casi parecía adorar, a medida que se iba acercando la hora de separar los labios para decir que ya no sentía lo mismo.



lunes, 18 de agosto de 2014

Verdades



Es raro y es extraño. Pero sobre todo es tan difícil de asimilar.

Eso que en principio fue un síntoma de incipiente locura, y hoy es el cúmulo de realidades que sobrevuela nuestras cabezas, es dolorosamente difícil de convertir en verdad. Eso, a pesar de que como premonición siempre se supo acertada.

Tener las palabras justas para describir  las sensaciones exactas es tan necesario para desahogarse como utópico para que signifique avanzar. Sobre la mesa, las pruebas que hacen a esa idea tan cierta como irrevocable.

Poder decir que no me importa sería lo ideal, pero no es así. Desearía lo contrario con inusitado fervor, aunque un leve atisbo del más refrescante alivio me atraviesa de lado a lado susurrando que hace meses que lo sé.

Yo quiero demasiadas cosas, y todas son contradictorias.

Es raro y es extraño, pero también es la representación material de una batalla que estuvo perdida desde el comienzo.

No existen blancos ni negros, ni tampoco verdades definitivas. Sí existen creencias, y yo lo creí así desde un principio.


lunes, 11 de agosto de 2014

Huídas



Nadie entendía nada. Algo había sucedido, pero no teníamos certezas de qué era. Debía ser algo importante, no cabía duda, para llegar a generar tanto revuelo. Las calles céntricas de la ciudad se encontraban convulsionadas, como si hubiera llegado el fin de los días. Todos corrían, aunque muchos de ellos ni siquiera sabían por qué lo hacían. 

Yo no escapaba a la regla y me hallaba sumido en el caos general. La razón intentó abrazar mis sentidos con algunos manotazos desesperados, pero los pensamientos parecían fluir con demasiada celeridad como para alcanzar a procesarlos. Yo no escapaba a la regla, no, y huía sin contemplaciones de no sabía qué y hacia no sabía dónde.