Estas palabras que te escribo quizás nunca lleguen a tus
manos. Quizás se pierdan letra a letra en el olvido, o quizás el olvido sea el
que les quite sentido una por una. Quizás me olvides con una facilidad de la
que jamás te hubiera considerado capaz, o quizás mi recuerdo perdure más de lo
que incluso a mí me gustaría que lo hiciese.
Llegado el caso es más que probable que nunca llegue a saberlo. Si alguna vez decidieras regresar temo que mis brazos estarían abiertos. Si el escenario fuera el contrario, te dejo libre de esa culpa que nadie más que vos puso sobre tus espaldas. Perdón por nada, tus miedos los entiendo, y vergüenza conmigo nada hubiera tenido que darte.